Teorías de los orígenes del ajedrez

Es muy difícil encontrar una auténtica historia del ajedrez, porque no existe una cadena real de acontecimientos en los inicios.


No me es difícil escribir de ajedrez. Me resulta placentero, tanto como puede serle a Isaac Asimov escribir de ciencia ficción, lo cual es así, según sus propias palabras. Pero sí es muy difícil encontrar una auténtica historia del ajedrez, porque no existe una cadena real de acontecimientos en los inicios.

Para empezar, se disputan la cuna del noble juego alrededor de una docena de países o regiones de la antigüedad, principalmente Egipto, China, Grecia, India, Mesopotamia y Persia.

Caricatura del Faraón ante un tablero

Platón forma parte de la porfía, al “otorgarle” la paternidad del ajedrez al dios egipcio Thoth, y resulta curioso que en los monumentos de Egipto existen representaciones escaqueadas. Además, entre otros argumentos está el papiro encontrado en el Palacio de Ramsés III, que data del año 1178 Antes de Cristo, el cual muestra un dibujo con la caricatura del Faraón ante un tablero, jugando con piezas similares a las del ajedrez.

Existen otros argumentos favorables a Egipto, pero en realidad ningún autor le  considera como la cuna del juego. Los que argumentan por China señalan el surgimiento del ajedrez allí en la remota   dinastía Yin.

Dice una leyenda que el ajedrez chino, Sian Ki (juego real o juego de los elefantes) fue inventado en el año 174 Antes de Cristo por un soldado mandarín para reanimar el valor de sus subordinados… Pero el gran diccionario nacional chino expone que el ajedrez fue introducido en China durante el reinado de Wen-ti, a fines del Siglo VI.              Por demás, se trata de un juego que si bien cobra vida en un tablero de 64 casillas, todas son del mismo color y está dividido en el centro por una faja que simboliza un río.

Ajedrez chino

Del ajedrez griego hay quien le atribuye el invento a Palamedes, el rey de Eubes, durante el sitio de Troya, para mitigar el hambre con tal distracción. También los romanos tenían un juego similar al de los griegos.

Chaturanga y Chatrang

El chaturanga (ajedrez indio)

La India y Persia son los dos candidatos más serios a la autenticidad del ajedrez, que en mi opinión quedará de por siempre en la nebulosa, como muchos otros enigmas que nunca tendrán solución… y tal vez ello cautive más a los humanos de todas las épocas.

Cuando se habla de los orígenes es referencia obligada del chaturanga –ajedrez indio-, que era jugado por cuatro personas en un tablero de 64 casillas y con piezas algo parecidas al ajedrez actual.

Al igual que en la india, el ajedrez en Persia, chatrang, se conoció muchos años Antes de Cristo, con similitud a nuestro ajedrez… ¡y tiene también su propia historia “de novela”!

Chatrang, se conoció muchos años Antes de Cristo

Hace unos pocos años, investigadores soviéticos encontraron, tras excavaciones hechas en territorio de la antigua Persia, piezas “de ajedrez” tan antiguas, que parecían darle ventaja sobre todas las demás tierras.

Es posible que haya victoria compartida, es decir, que el ajedrez –o algo similar- haya sido creado en diversos pueblos civilizados, como un rasgo de la inteligencia humana. Con esta opinión doy por hecho que no me interesa demostrar ninguna tesis, pero debo confesar que me inclino por el chaturanga como el familiar lejano más cercano al ajedrez..

Por eso cuando Viswanathan Anand ganó el campeonato mundial juvenil de 1987, no tuve reparos en titular: El país del origen del ajedrez tiene su primer Campeón Mundial. Un título atrevido en lo que a rigor histórico se refiere, como también es atrevido llamarle genovés a Cristóbal Colón, porque… ¡ha nacido en tantos lugares!

Ahora, la leyenda

Según la leyenda el surgimiento del ajedrez se ubica en la India

La leyenda del surgimiento de esta criatura, que hoy millones de personas en todo el mundo acarician, se ubica en la India, y puede comenzar así:

Espiamos desde alta ventana de fenomenal palacio y hace tantos miles de años, que ni yo me acuerdo. Adentro sucedió que el Rey “se aburría” de manera tal que por miedo a convertirse en burro ordenó que le inventaran algo para enterarse antes de que le crecieran las orejas.

Ahí vemos a un viejecito que todos dicen es sabio, quien además de pocos pelos, lleva un tablero de 64 casillas que alterna los colores blanco y negro, así como una caja que contiene 32 piezas -16 de cada bando- con las que se juega sobre el tablero. Nadie lo sabía, pero se trataba del ajedrez.

Tanto le gustó al Rey ese juego que simboliza la guerra –como que él es la pieza más importante- que en recompensa ofreció al sabio todas las riquezas que demandara. Y el Pocopelos le dijo: -Yo solo quiero un grano de trigo por la primera casilla, dos por la segunda, cuatro por la tercera, y así duplicando.

El sabio solo quería un grano de trigo por la primera casilla, dos por la segunda, ...

-Jajajá, se rió el monarca y le dijo que espera en la puerta del palacio, que ahorita le daban su saquito de trigo. El viejecillo se sentó en un contén real a esperar.

Menuda sorpresa para el Mandamás cuando al cabo de mucho gritar porque cumplan su orden, le informó su equipo de matemáticos que tendría que entregar 18 446 744 073 709 551 615 granos de trigo (18 trillones, 446 744 billones, 73 709 millones, 551 615 granos), lo que se traduce como ni sembrando hasta los océanos y los polos, podría salvar su comprometida palabra.

Y vámonos de la ventana antes de que el palacio se derrumbe con la carcajada del viejo sabio, ya que ahí concluye la leyenda del surgimiento del ajedrez.

Pero enseñémosle los dientes nosotros a ese Rey, que no se le ocurrió una estocada como esta: -Está bien. Tendrá usted su recompensa, pero tiene que contar uno a uno todos los granos.

Amigo, contando un grano por segundo, y sin un pestañazo siquiera, el sabio en 10 años sólo habría separado un millón de granos y aún contando toda su vida no hubiera podido cobrar más que una ínfima parte de la recompensa exigida.

Vaya, algo así como cubrir un jaque y al propio tiempo propinar jaque mate.

Por Jesús G. Bayolo


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